El ejemplo Svartlamoen

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El desarrollo de una promoción de viviendas tiene diferentes herramientas de gestión y diseño raramente exploradas en países como España, donde el promotor es amo y señor de todo el proceso de forma autista y sin interés alguno por el valor antropológico ó ambiental del impacto de la construcción y más bien interesado en el bien de mercado con el cual podrá hacer caja.

Es triste constatar cómo la propiedad privada ha llegado a ser tan fundamental y tan prostituída al mismo tiempo; al punto de que los compromisos con los comisarios y dueños de las llaves se consideran a un tiempo mayor al de una generación, creando un vínculo irreal que perdurará más en la incógnita y la pesadumbre que en la alegría y lo oportuno, en la autentica libertad que da el ambiente doméstico y su privacidad acogedora que no pone ataduras hereditarias, las libera.

Y es fácil de comprobar que algo falla analizando la situación de la vivienda en los países dónde el estado de bienestar no se basa en la sobre-explotación del ladrillo, el trazado de trenes de alta velocidad y autopistas a todo destino; si no en una relación bien entendida entre la vivienda y el Estado, quien es el ser regulador y adjudicador de viviendas en régimen de alquiler y no el socio que fomenta aquel plan en el que los ciudadanos se enrolan en planes rocambolescos con entidades privadas con sobra de letras pequeñas e intereses meramente económicos.

Países como Suecia, dónde ahora mismo se están elaborando borradores para que la vivienda pueda también ser adquirida, ha sido siempre un ejemplo para Europa. El amplio mercado de viviendas exclusivamente en alquiler fue construído con el esfuerzo de una sociedad que trabajó en conjunto con el fin de que todos los ciudadanos del país pudieran acceder a una vivienda decorosa. El esfuerzo de la mayoría hace que el conjunto de la población pueda tener una vivienda en condiciones sin sacrificios particulares o situaciones de fractura social límite como las que se viven hoy día ante la tribuna de un juicio roto, comprado y a veces tan surreal y burocrático como un proceso kafkiano. Las políticas de alquiler permiten que la movilidad laboral de una sociedad como la actual se pueda desarrollar sin ataduras ni riesgos en términos de amparo, la propiedad privada ralentiza la volatilidad del mercado laboral y disminuyen así las oportunidades para nuevos emprendedores y jóvenes. Una sociedad dónde las viviendas son un bien de mercado puede competir por las subvenciones del sector, disminuyendo los beneficios de las empresas que quieran construir para alquilar, los precios de alquiler subirán y la emancipación joven se vería comprometida. El libertinaje constructivo también degenerará en burbujas inmobiliarias insostenibles, formadas por edificaciones toscas y de baja calidad. En definitiva, el sistema de alquiler de las viviendas con la gestión de un Estado benefactor es de una simpleza tal que habría que estudiarlo como método a adoptar para evitar la especulación desaforada y simplista, sobretodo de los fondos de inversión privado que multiplican las promociones a ojos ciegos.

Existen grupos, también, con intereses distintos y variados en relación al régimen de vivienda; ellos quieren comprar sus viviendas para que pasen a ser de propiedad compartida mediante asociaciones de capital dado que las reformas y el mantenimiento podrían así realizarse más abierta y directamente. La principal queja a esta iniciativa sigue siendo que existe el peligroso riesgo de que quienes obtengan un préstamo del banco para poder comprar la vivienda no pueda luego afrontar los pagos, creando el malestar social y la fractura. Es un riesgo completamente previsible y que no escapa de las posibilidades de investigación de cualquier país del mundo, no importa cuan alto sea su desarrollo. Es un riego entendido, pero que en ciertos lugares, simplemente se mira en otra dirección.

Pero lo más interesante de estas nuevas formas de gestión de la vivienda, es que dan espacio a la investigación y la experimentación más allá de los estudios económicos o las predicciones que hayan realizado los expertos de las cajas que ven en el ladrillo la inversión más sensata y congruente para el bienestar de la sociedad. Siempre tendrían que tener lugar la importantísima tolerancia y flexibilidad que permiten estudiar nuevas formas, nuevos métodos y nuevos programas dentro de unas limitaciones básicas que no atenten a la estructura básica de las normativas sino que permita moldearla o buscar su evolución natural.

Los apartamentos Svartlamoen, del estudio noruego Brendeland & Kristoffersen Arkitekter, son un ejemplo fantástico de actuación ambientalmente respetuosa, con alto grado de participación ciudadana, de experimentación metodologica y de exploración de nuevas formas de habitabilidad cómo de renovación de antiguas zonas industriales hoy abandonadas.

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El barrio surgió como barriada residencial de la clase obrera en el s.XIX. En el año 1947, se recalificó la zona para su uso industrial aunque nunca llego a implementarse debido a la resistencia de los vecinos. El barrio desde entonces comenzó un proceso de deterioro dado el abandono de políticas de inversión y fomento del barrio mediante equipamientos, usos y terciarios e infraestructuras de comunicación. Varios colectivos alternativos supieron ver la oportunidad de tal situación y desde el año 1970, el barrio comenzó a ocuparse hasta llegar a los cerca de cuarenta edificios ocupados. En el año 2001 el Ayuntamiento finalmente decidió aceptar la evolución que había tenido el barrio y desechó para bien los planes del desarrollo industrial. La nueva recalificación nombró a la zona «Area experimental ecológica, urbana y semiautónoma», las propiedades en poder del Estado fueron trasferidas a una asociación que se encargaría de fomentar este nuevo uso.

Fantástico.

Increíble pensar en las radicalmente distintas formas de teorizar sobre el territorio y de organizarlo, gestionarlo; mientras para algunos la arrogancia justifica la sordera total hacia el clamor de la mayoría y otros con cada actuación se declaran más al servicio de una fuerza política ó económica que al servicio del pueblo, mientras algunos se hacen favores a golpe de maletín prometiendo cumplir con el sueño ibérico del chalét ad infinitum con piscina y vistas a la autopista, existen otros  lugares dónde la experimentación es capital, es inversión, y está enmarcada dentro de un marco dónde las conclusiones serán borrosas, pero nuevas, experimentales, pero contemporáneas y sin prejuicios. Es un salto al vacío que, sin dudas, en el futuro, pondrá a la cabeza de la lista en términos de habitabilidad y arquitectura contemporánea a los países que entiendan de su importancia y le den el espacio que requiera para moverse con tolerancia y flexibilidad; es un salto al vacío que analiza la evolución del hombre en su forma más honesta, que es su valor de domesticidad, de vivienda, de habitar.

El despacho noruego ganó el concurso para construcción de un nuevo bloque residencial, el jurado de dicho concurso como los redactores de las bases incluyeron siempre a los representantes de la comunidad local y el 1 de Abril del 2005, el edificio fue ocupado por 31 inquilinos, los cuales también habían participado en el proceso de diseño. Cada planta del edificio está compartimentada en cinco habitaciones privadas, los lavabos, la cocina y el espacio de estar y comedor son compartidos. El edifico más pequeño contiene seis estudios, incorporando el espacio de trabajo compartido en la inmediatez de la vivienda y relacionando ambos programas como claramente espacios directos.

El proyecto está desarrollado integramente en madera, incorporando técnicas constructivas estrechamente vinculadas a los edificios funcionales y radicales de la Noruega rural. Las conexiones verticales se realizan el exterior, mediante una escalera metálica con grandes rellanos que pueden hacer de espacio de terraza. Los acabados son todos en el material en bruto que compone las estancias: madera.

Pero lo más interesante, a mi entender, sigue siendo la gestión integral del proceso del edificio y la alta calidad del resultado, que a veces se sospecha será inferior. La densidad residencial es alta en relación a las necesidades noruegas tipo de espacio, pero los espacios compartidos son espaciosos, luminosos y permiten la estancia con varios grados de sociabilidad que permiten libertad de movimiento y relación a sus inquilinos. El coste del alquiler es bajísimo en comparación con el resto de Noruega: 350€/mes; el coste total del edificio es de 1,8 millones de euros, muy por debajo de los valores medios del mercado Noruego.

A mi ciertamente este tipo de ejemplos me hacen pensar bastante en que el sistema actual de promoción de viviendas no solo es retrograda; si no que es intencionadamente retrograda con fines aberrantes como la especulación inmobiliaria, la especulación de algo tan fundamental cómo la vivienda transformándola en un bien de mercado, quitándole su etiqueta verdadera, sea máquina de vivir ó bien de uso.

La actuación amparada, abierta y sin regular por parte de los gobiernos sólo traerá resultados aberrantes: burbujas inmobiliarias, una arquitectura decadente, sin color, y atemporal.

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